lunes, 2 de abril de 2012

EL GAUCHO RIVERO...


Antonio "El Gaucho" Rivero fue un peón de campo rioplatense que lideró un alzamiento contra la ocupación británica de las Islas Malvinas en 1833, mientras Manuel Moreno continuaba en Londres con los reclamos infructuosos.
Rivero, nacido en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, el 27 de noviembre de 1808, fue llevado a Malvinas alrededor de 1827 por el gobernador argentino de las Islas Luis Vernet para ejercer el oficio de peón. Contaba entonces alrededor de veinte años de edad.
La miseria del gaucho en esos momentos era muy grande. Dickson (Despensero de la Isla) no aceptaba como pago los vales que Vernet había entregado a los peones para pagarles su trabajo, sino que exigía monedas de plata y ellos no las tenían. Por otra parte Simón (capataz de los peones) les prohibió faenar ganado manso, por lo que tenían que salir a perseguir el ganado cimarrón para conseguir alimento. La situación social y económica de esos hombres era angustiante.
El 26 de agosto de 1833, seis meses después que los ingleses por la fuerza ocuparan por primera vez las Islas Malvinas, Rivero encabezó una rebelión de criollos e indígenas, desconociendo la autoridad impuesta de los británicos.
Sus compañeros en la rebelión fueron otros dos gauchos y cinco charrúas agauchados: Juan Brassido, José María Luna, Manuel González, Luciano Flores, Felipe Zalazar, Marcos Latorre y Manuel Godoy.
Su sublevación implicó la muerte del autoproclamado gobernador británico y la de algunos de los principales colaboradores de tal funcionario colonialista.
Las actas y documentos escritos que han llegado a nuestros días fueron efectuadas por los mismos británicos quienes consideran la rebelión de Rivero como el "amotinamiento de unos delincuentes" tratados peyorativamente y racistamente de "gauchos" e "indios salvajes". En esas documentaciones apenas se traslucen las causas de los hechos se omite que los gauchos y los charrúas eran argentinos que intentaban mantener la soberanía argentina, apenas se menciona que a los "gauchos" e "indios" que habían podido quedarse en Malvinas se los usaba como peones en duras tareas y se les pagaba sólo con "vales".
Rivero y sus compañeros arriaron la bandera británica y enarbolaron una improvisada bandera argentina. Mantuvieron dominio sobre las Malvinas durante seis meses, ignorados por el gobierno de Buenos Aires y sin poder hacer llegar noticias sobre lo sucedido.
En el mes de octubre llegó la Antartic, cuyo capitán, el comandante norteamericano Nash, se entrevistó con el Gaucho Rivero, quien le llevó varias vacas. Como vio que no llegaban refuerzo de la costa Argentina, el Gaucho Rivero y sus compañeros se propusieron preparar una balsa para ir a la Patagonia. No pudieron hacerlo porque el 7 de enero de 1834 llegó a Puerto Soledad el Callenger, al mando del capitán Seymour y la Hopeful, con el teniente Rea. Vinieron con ellos el teniente Smith, nombrado comandante de la isla. Smith volvió a izar la bandera británica y organizó una partida armada para apresar a los gauchos, que habían huido ante la llegada de los extranjeros.
Los gauchos estaban dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias para salvar sus vidas y huyeron hacia los cerros. Fue, por tanto, una tarea muy difícil capturarlos. La persecución duro alrededor de tres meses y terminó por agotar a los criollos. Uno de los peones, Luna, traicionó a sus compañeros y otro gaucho llamado Brasido desertó. Los ingleses reforzados por la llegada de la Beagle y la Adventure. De esta manera, pueden apresar a los compañeros de Rivero, quien queda entonces solo, desamparado y casi sin alimentos; al fin Rivero es capturado y engrillado. Los cinco hombres que habían sobrevivido fueron embarcados en la Beagle y llevados a Gran Bretaña, donde son encerrados en la prisión de Sherness. Las actas labradas fueron entregadas al Almirantazgo, pero el tribunal inglés, una vez analizados los hechos y al no hallar elementos de juicio suficientes para condenar a los prisioneros, los devuelven a la Argentina. Los cinco hombres fueron embarcados en la Talbot y dejados en Montevideo. En cuanto a la muerte de Antonio Rivero se ha afirmado -aunque sin demostrarlo- que murió el 20 de noviembre de 1845 luchando valientemente para la Confederación en el combate de la Vuelta de Obligado.

Lunes, 02 de Abril de 2012
Del Acto Oficial Argentino
La presidenta Cristina Fernández hace uso de la palabra durante el acto al conmemorarse 30º aniversario de la Guerra de Malvinas, en Ushuaia, Tierra del Fuego.

Durante el acto central por el Día del Veterano y los Caídos en Malvinas se realizó en la Plaza Islas Malvinas de la ciudad de Ushuaia, la presidenta Cristina Fernández expresó su “reconocimiento a los hombres que sobre sus pechos lucen las medallas y las condecoraciones que supieron conseguir con honor en el campo de batalla”. Al tiempo que honró la “memoria de los miles de jóvenes que vinieron a combatir en las islas, y de los cientos que dieron su vida” durante la guerra en el Atlántico Sur.
La jefa de Estado se preguntó “¿por qué será que la historia siempre se lleva a los jóvenes en los momentos difíciles?”. “Mi reconocimiento a esa juventud que marchó a las islas, sin preparación, sin los pertrechos suficientes”, enfatizó.
Respecto al miedo que muchos de los soldados habrán sentido, la mandataria consideró que “los que no sienten miedo no son los valientes. Valientes son los que avanzan aún con miedo”. “Esos cientos de jóvenes que dejaron su vida allí hoy tienen para siempre no solo nuestro reconocimiento sino la memoria eterna del pueblo argentino”, resaltó.
Por otra parte, la Presidenta destacó la decisión de conocer “la verdad”, al resaltar su decisión de “desclasificar el Informe Rattenbach, porque los argentinos nos debíamos la verdad acerca de lo que había sucedido, y que esa verdad fuera reconocida por la Argentina y por el mundo”. Sostuvo que se trata de “una verdad dolorosa, pero también una verdad encendida de gestos heroicos, de valores inenarrables, y también de cobardías y de injusticias inéditas”.
Afirmó que la verdad acerca del conflicto de 1982 “revela que no fue una decisión del pueblo argentino la del 2 de abril; que ni siquiera estaba detrás de ella el intento válido de ejercer soberanía; sino un intento de perpetuarse en el poder”. Comentó que el Reino Unido “pretende hacer creer que aquella decisión fue una decisión del pueblo argentino”. Pero subrayó que por entonces “tampoco teníamos libertad los argentinos. Había detenidos desaparecidos en campos de concentración, detenidos que nunca volvieron a aparecer”.
Cristina Fernández afirmó que los dichos de las autoridades británicas son tal vez “el último justificativo de algo que cada vez resulta más absurdo, más inverosímil, ante los ojos del mundo”, y destacó que “la República Argentina, por decisión política del Presidente Néstor Kirchner y de esta Presidenta” ha seguido los pasos de “convertir a los derechos humanos en uno de los pilares de las políticas de estado”.
“Somos desde 1983, una nación que emerge con pluralismo, diversidad, con marchas y contramarchas, pero en el camino de la democracia, la memoria y la verdad”, enfatizó la mandataria. Y remarcó: “A esa memoria y a esa verdad yo le quiero agregar la justicia”.
La jefa de Estado sostuvo que “es una injusticia que en pleno siglo XXI todavía subsistan enclaves coloniales, como el que tenemos aquí a pocos kilómetros de distancia”. Indicó que la Argentina reclama justicia “para que no sigan depredando nuestros recuresos naturales, ictícolas y pesqueros”.
Por otra parte, también reclamó “justicia para los que aún no han podido ser identificados”. En ese sentido, anunció que el pasado viernes dirigió “una carta al titular de la Cruz Roja Internacional para que interceda ante el Reino Unido para lograr identificar a los hombres argentinos y aún ingleses que aún no han sido identificados”. “Cada uno tiene el derecho a tener su nombre en una lápida. Cada madre, cada hermana, cada viuda, cada padre tiene este derecho”, aseguró la Presidenta.
En otro tramo del discurso, Cristina Fernández afirmó que “la guerra solamente trae atraso, solamente trae odio”. “Nos hemos convertido en abanderados de la paz”, aseguró.
Asimismo, reclamó “justicia para que se cumpla el derecho internacional. No es posible que sólo puedan violar los derechos los que se creen poderosos y están sentados en un sillón del Consejo de Seguridad”, al tiempo que consideró que no puede haber “resoluciones de primera y resoluciones de segunda” en el ámbito de la ONU.
“Jamás habrá orden y seguridad internacional hasta que cada uno de los países miembro de las Naciones Unidas cumplan todas y cada una de las resoluciones”, enfatizó la mandataria.
También sostuvo: “Queremos justicia para nuestra región. Y justicia significa que esta sea una zona desmilitarizada. No queremos tambores de guerra ni cascos de guerra, los únicos cascos que queremos son los de los trabajadores”, enfatizó.
La Presidenta indicó que “voces minoritarias, pero con amplia repercusión mediática, intentan desmerecer el reclamo de soberanía”. Señaló que si fuera “por cuestiones económicas”, sería más pertinente afirmar que esas motivaciones las tiene más el Reino Unido que la Argentina.
Sostuvo que el de la soberanía argentina sobre Malvinas “ha pasado a ser un reclamo de todos los países de Unasur y de todos los países del mundo que levantan el reclamo del diálogo, no pedimos otra cosa que el diálogo para resolver la soberanía”. También resaltó la decisión de Argentina de respetar el derecho de los isleños: “Nadie le puede hacer creer a nadie que esta nación no respeta a todos los hombres y mujeres que han decidido habitar el suelo argentino”.
Cristina Fernández aseguró que “esta no es una historia que empezó hace 30 años. Esta historia el año próximo va a cumplir 180 años de usurpación”. Manifestó su deseo de que el “museo de Malvinas a construirse en el predio de la ESMA, pueda inaugurarse en el mes de agosto, en que se cumplen 180 años de que el Gaucho Rivero pudiera izar nuevamente nuestra bandera”.
Sostuvo que la de Malvinas “es una historia del colonialismo, del siglo XIX, que aún subsiste en nuestro territorio”.
Por último, la Presidenta expresó “memoria y honor para quienes lucharon en el frente, para quienes murieron combatiendo, para todos los argentinos y para todos los pueblos del mundo”. Y concluyó: “Y justicia para nuestros derechos, para el derecho al diálogo, para el cumplimiento del derecho internacional, para que podamos tener un mundo más pacífico y más justo”.
Acompañaron a Cristina Fernández, el vicepresidente Amado Boudou, el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, el intendente de Ushuaia, Federico Yurano, y el presidente del Centro de Ex Combatientes de Malvinas en Ushuaia, Carlos Latorre. Además, se hicieron presentes gobernadores y funcionarios nacionales, provinciales y municipales.
También participaron de la ceremonia veteranos de la guerra que desde el día anterior realizaron una vigilia en la capital fueguina y en Río Grande.